Lectura. 1Pedro 1:13
Introducción:
Muchas personas de hoy en día creen que pueden seguir a
nuestro Señor Jesucristo sin prestar la menor atención a las normas. “¿Normas?
¿Para qué?” dicen. “Jesús me libró de todas esas normas.”
¿Será correcto? Jesús mismo da la respuesta: “El que tiene mis
mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama” (Juan 14.21). Sus
mandamientos son nuestras normas.
Exigencias de Dios
Salmos 93:5
Tus testimonios son muy firmes;
La santidad conviene a tu casa,
Oh Jehová, por los siglos y para
siempre.
Isaías 35:8
Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará
inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este
camino, por torpe que sea, no se extraviará.
Isaías 57:15
Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es
el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde
de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el
corazón de los quebrantados.
Lucas 1:75 En santidad y en justicia delante de él,
todos nuestros días.
2 Corintios 7:1 Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda
contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de
Dios.
Efesios 4:24
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad.
Hebreos 12:10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos
les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de
su santidad.
12:11 Es verdad que ninguna
disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después
da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
12:12 Por lo cual, levantad las manos
caídas y las rodillas paralizadas;
12:13 y haced sendas derechas
para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea
sanado.
12:14 Seguid la paz con todos, y
la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Normas para
el cristiano en tres aspectos:
1. Pensamientos
2. Palabras
3. Obras.
Los
pensamientos
1. Al despertarte por la mañana, dirige tus pensamientos hacia Dios.
Considera que hoy podría ser tu último día. Y al acostarte, toma un momento
para pensar en que no sabes si te volverás a despertar en este mundo, o si será
en la resurrección que te despertarás. Así, vemos la importancia de orar
diariamente. En la mañana y de nuevo en la noche, arrodíllate delante de Dios,
alabándole por su cuidado continuo y pidiéndole su ayuda para seguir venciendo
el pecado. Job 5:7,8 Jeremías 33:3
2. Guárdate de pensamientos perversos, ociosos o impuros (Proverbios
4.23 Sobre toda cosa guardada guarda tu corazon). Tal y como es tu pensar así
será tu hablar, tu conducta y toda tu manera de vivir.
3. Medita a menudo en las cuatro últimas ocurrencias: en la muerte —no
hay nada más conclusivo que ella; en el día del juicio —no existe cosa más
pesada; en el infierno —no hay lugar más horrible; y en el cielo —no hay lugar
más lleno de gozo. El que medita en estas cosas evitará mucho pecado y será
diligente en el camino de la salvación.
4. Antes de comenzar cualquier cosa, reflexiona bien acerca de cuál
podrá ser el resultado de ella.
Lucas 14:28-29-30 Porque ¿quién de vosotros, queriendo
edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene
lo que necesita para acabarla? No sea
que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo
vean comiencen a hacer burla de él,
diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.
5. Si alguien te hace mal, ten un espíritu perdonador y olvídate del
asunto. Si tomas a pecho el mal y te enojas, te haces más daño a ti mismo que a
cualquier otra persona. Tú debes perdonar, y Dios juzgará al malhechor a su
debido tiempo.
Deuteronomio 32:35 Mía es la venganza y la retribución;
A su tiempo su pie resbalará,
Porque el día de su aflicción
está cercano,
Y lo que les está preparado se
apresura.
Colosenses 3:13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno
tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también
hacedlo vosotros.
6. Guárdate especialmente de un espíritu descontento y rebelde. Sufres y
tienes dificultad sólo cuando Dios lo permite por tu propio bien. Dios te ha
bendecido con dádivas innumerables para suplir tus necesidades. Asimismo por tu
bien ha distribuido penas y pruebas para que puedas permanecer humilde. En
medio de la aflicción, recuerda que él te fortalecerá y que te librará en el
momento oportuno. Bienaventurados Cuando os halléis en diversas pruebas Santiago 1:2
6. Nunca consideres pequeño ningún pecado. Todo pecado, aunque parezca
muy pequeño, es una transgresión contra Dios. La paga del pecado es la muerte
9. “Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes” (Proverbios 24.17). Si
amas en verdad a tu enemigo, buscarás sin falta el bien suyo. El que se alegra
de la calamidad de otro no quedará sin castigo (Proverbios 17.5).
10. No permitas que la envidia ni el odio habiten en tu corazón. No
guardes rencor contra nadie. Dios nos amó siendo nosotros sus enemigos; por lo
tanto, él espera que amemos a nuestros enemigos por causa de él. Bendecid a los que os maldicen
perdonad a los que os ultrajan
11. El hecho de que los incrédulos desprecian la vida santa y piadosa no
te da motivo para tenerla a menos y desviarte de ella. No te olvides nunca de
la seriedad del Pecado, aunque la
mayoría viva una vida pecaminosa. El camino hacia el infierno siempre está
lleno (Mateo 7.13 entrad por la puerta estrecha). Si Dios te hiciera la
pregunta en el día del juicio: ¿Por qué te entregaste a la borrachera? ¿Por qué
fuiste deshonrado? ¿Por qué viviste con odio y celos? ¿contestarías entonces:
Señor, lo hice porque la mayoría así hizo? Dios te podría contestar: “Puesto
que con la mayoría pecaste, con la mayoría irás al infierno”.
12. Si tienes que tomar una decisión importante, o si te encuentras en
medio de circunstancias en que no sabes cuál será la mejor acción o respuesta,
pásate por lo menos una noche en meditación. No te arrepentirás de haberlo
hecho.
13. No te duermas sin considerar cómo has pasado el día y qué has hecho
para el bien o el mal. Así percibirás pronto si usas o no tu tiempo en una manera
constructiva.
Las
palabras
1. PUNTO. ¡Piensa! De toda palabra ociosa que hablas, de ella
darás cuenta en el día del juicio (Mateo 12.36). “En las muchas palabras no
falta pecado” (Proverbios 10.19). Por tanto, evita toda conversación que no
edifique. Reflexiona de antemano si lo que estás a punto de decir tiene valor,
ya que es mejor callar que decir algo ocioso o falso.
2. PUNTO “los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde
con fuego y azufre” (Apocalipsis 21.8). No podrán escapar del castigo eterno. Evita
los insultos, el escarnio, las palabras indecentes y los chistes corrompidos.
En primer lugar, hablar lujuriosamente es la prueba exterior de un corazón no
regenerado: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12.34).
En segundo lugar, el humor obsceno y las palabras indecorosas facilitan el
cometer hechos deshonrosos.
“Pero”, podrás decir, “se necesita de qué conversar cuando uno está con
sus amigos.”Claro, pero que sea algo que edifique. La palabra de Dios no
permite “ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no
convienen (...) porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de
desobediencia” (Efesios 5.4, 6). Por la conversación corrompida y la risa vana
se contrista al Espíritu de Dios (Efesios 4.29–30).
La lengua es la gloria del hombre y el honor del cuerpo. ¿Se ha de usar
mal, pues, al hablar perniciosamente? (Santiago 3.6). Por tanto, aborrece toda
inmundicia; habla siempre lo amoroso y lo edificante, para que de este modo los
oyentes puedan ser fortalecidos. Usa del don de hablar como un medio de
reprender a los ociosos, instruir a los ignorantes y consolar a los agobiados.
Dios te recompensará abundantemente.
“Pero sea vuestro hablar: Sí, sí;
no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede” (Mateo 5.37). Y si
quieres evitar la profanidad, no busques el compañerismo de los profanos. Allí
tú fácilmente podrás caer porque te acostumbrarás a la profanidad. Reprende al
amigo por su profanidad, si crees que recibirá la reprensión; si no, no hay
provecho en reprenderlo (Proverbios 9.8).
3 PUNTO. La calumnia y el chisme son veneno para cualquier
amistad. Si quieres tener amigos honorables, no hables mal de ellos. Si hay una
falta en algún amigo tuyo, no hables de ella hasta que hables con él personalmente.
Si en tu presencia otros hablan sin respeto de alguien que está ausente, antes
de atreverte a participar en la conversación, escudriña tu propio corazón. Sin
duda hallarás en ti mismo las mismas faltas (o faltas más grandes). Esto debe
persuadirte a que mejores, y evitará que hables mal o con desprecio de otro.
Eclesiastés
4 PUNTO. No te burles de las flaquezas de otro; en cambio,
reconoce tus propias faltas (Gálatas 6.1).
5. No puedes tener disputas y
divisiones con tus prójimos y a la vez tener paz con Dios. Si amas a Dios,
tienes que amar a tu prójimo también porque Dios lo ha mandado.
6 PUNTO. Soporta con paciencia tus pruebas, sin quejarte,
aunque parezcan insoportables. A Dios no le agradan las quejas, y te separarás
de tus mejores amigos cuando se sepa que eres una persona quejumbrosa.
7 PUNTO. Ten por amigo al que te reprende en privado.
Verdaderamente es una lástima si uno no tiene a nadie que se atreva a
corregirlo cuando sea necesario
Las obras
1. No hagas ningún mal, aunque tengas la facultad para ello. No hagas
nada en secreto de lo que te avergonzarías delante de los hombres. Sé como
José, recordando que aunque nadie te vea, Dios ve todo, y si pecas tu
conciencia testificará contra ti. Aborrece todo pecado, no sólo el pecado que
sea manifiesto a otros, sino también todo pecado oculto. Si escondes algún
pecado, y no te arrepientes, seguramente Dios lo sacará a la luz (1 Corintios
4.5; Salmo 50.21).
2. Con toda tu fuerza, mantente firme contra tus pecados íntimos. Estos
son los pecados que tu naturaleza personal tiene propensión a cometer más que
cualquier otro pecado. Uno ama la alabanza de los hombres; otro ama el dinero;
otro es propenso a la borrachera; otro, a los pecados de la carne; otro, al
orgullo; etcétera. Has de defenderte sobre todo contra tus inclinaciones malas
más fuertes. Si puedes vencer éstas, fácilmente podrás vencer las demás
tentaciones. Como el cazador de aves mantiene sujeta el ave agarrándola de una
pata, así Satanás tiene en su poder al hombre que se rinde a una sola
tentación. Lo tiene tan completamente agarrado como si se hubiese rendido a
todas las tentaciones.
3. Si deseas evitar el pecado tendrás que apartarte de toda ocasión y
oportunidad que te guíe hacia el mal. El que no se aparta de las condiciones
que conducen al mal no puede esperar vencer el pecado. Las malas compañías
conducen al pecado. De ellas se oye la plática indecente, por la cual uno
fácilmente puede descarriarse y corromperse. “Las malas conversaciones corrompen las buenas
costumbres” (1 Corintios 15.33). Ya que las malas asociaciones son la
red del diablo con la cual lleva a muchos a la perdición, evita el compañerismo
con los impíos y lujuriosos. La Biblia dice: “Si los pecadores te quisieren
engañar, no consientas” (Proverbios 1.10).
4. Cuando seas tentado por otros o por tu propio impulso a hacer daño a
tu prójimo, detente a considerar cómo te sentirías si otros te trataran de la
misma manera. No trates a otros de una manera que no te gustaría que ellos te
trataran a ti. “Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros,
así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7.12).
5. Al enfrentarte a una gran empresa, no pierdas la fe que Dios tiene el
poder para proveer lo necesario para ti. No inicies nada sin primero pedir la
bendición de Dios, pues sin su aprobación son vanas todas nuestras
preocupaciones y labores (Salmo 127.1–2). Ruégale al Señor que bendiga tus
esfuerzos. Luego échale manos a la obra con un espíritu gozoso, encomendando todo
a la providencia sabia de Dios. El siempre cuida de los que le temen y suple
sus necesidades.
6. No procures mantenerte en ningún oficio prohibido por Dios. Pues ¿qué
ventaja hay de las riquezas ganadas a expensas de tu alma? (Mateo 16.26).
Aunque pudieras hacer grandes ganancias temporales por medio del fraude, de
este modo perderías la bendición de una conciencia limpia. ¿Y quién puede
soportar una conciencia intranquila? Por tanto, sé diligente como el apóstol
Pablo, siempre procurando tener una conciencia limpia para con Dios y los
hombres (Hechos 24.16).
9. No pienses que es suficiente que sólo tú sirvas a Dios; preocúpate
por que los demás bajo tu cuidado también le sirvan. El deber de cada padre no
consiste solamente en el servicio personal a Dios, sino también en influir
sobre su familia para que ésta haga lo mismo. Dios ha mandado: “Y estas
palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus
hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al
acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6.6–7). Así hizo Josué, un héroe
valiente que temía a Dios. El advirtió al pueblo de Israel que él y su casa le
servirían al Señor a pesar de lo que los demás hicieran (Josué 24.15). Tú
también debes estar muy preocupado que toda tu casa verdaderamente adore a Dios
y le sirva.
10. Detesta la ociosidad como una tentación de Satanás y como la causa
de muchas clases de iniquidad. Sé diligente en cumplir tus tareas para que no
seas hallado ocioso. Satanás tiene gran poder sobre los ociosos para llevarlos
a muchos pecados. El rey David cayó en adulterio al estar ocioso sobre el
terrado de su casa (2 Samuel 11.2–5).
11. En la palabra de Dios y
hallarás muchas advertencias contra el orgullo. Ningún otro pecado fue
castigado más duramente que éste. Los ángeles orgullosos y rebeldes fueron
transformados en demonios. Nabucodonosor, un rey que había sido poderoso, fue
hecho como un animal bruto y comió hierba como un buey. Jezabel, una reina
dominante, fue devorada por los perros como resultado de su orgullo.
12. El enojo es una herramienta que el diablo usa muy a menudo para
hacer mucho daño en las relaciones humanas. Aunque el cristiano es tentado con
el enojo, con la ayuda del Señor lo puede vencer. Si te sientes tentado con el
enojo, detente meditando en cuán amoroso, paciente y misericordioso ha sido
Cristo contigo. Perdona a otros así como Cristo te perdonó. Sé paciente con
todos como lo fue Cristo, nuestro ejemplo perfecto. Efesios 4:26-27 Airaos, pero no pequéis; no
se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni
deis lugar al diablo.
13. Si acaso se presentara algún desacuerdo entre tú y tu amigo, no lo
desprecies por esta razón ni reveles sus secretos (Proverbios 11.13). De esta
manera pueda que lo ganes de nuevo como amigo.
14. Nadie en realidad es dueño de lo que está a su cuidado, sino que uno
sólo es un mayordomo. Por tanto, reparte de tus bienes a los pobres y
necesitados, sabiamente y de buena gana (Romanos 12.13; 1 Corintios 9.17).
Que es Pecado: 2 puntos y 3 aspectos:
Romanos 6:23
Falta
cometida con conciencia contra la ley de Dios que aparta de lo que es recto y
justo.
1.
Culpa: Responsabilidad que acarrea un acto realizado
incorrectamente.
2.
Iniquidad: Injusticia o gran maldad en el modo de obrar
3.
Maldad: Característica principal de la persona que tiene
siempre malas intenciones o propósitos
4.
Malo: Que es molesto o desagradable
5.
Ofensa: Acción o dicho que hace
que alguien se sienta humillado o despreciado
6.
Prevaricación: Delito que consiste en el
incumplimiento de las obligaciones propias
7.
Transgresión: Acción que va contra una ley
“LO QUE
HACE EL PECADO”
1. Mancha el alma.
2. Daña la conciencia.
3. Mata el alma.
Lectura: Salmo
51:1-12
Ten
piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme
a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
51:2
Lávame más y más de mi maldad,
Y
límpiame de mi pecado.
51:3
Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y
mi pecado está siempre delante de mí.
51:4
Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y
he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para
que seas reconocido justo en tu palabra,
Y
tenido por puro en tu juicio.
51:5
He aquí, en maldad he sido formado,
Y
en pecado me concibió mi madre.
51:6
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y
en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
51:7
Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame,
y seré más blanco que la nieve.
51:8
Hazme oír gozo y alegría,
Y
se recrearán los huesos que has abatido.
51:9
Esconde tu rostro de mis pecados,
Y
borra todas mis maldades.
51:10
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y
renueva un espíritu recto dentro de mí.
51:11
No me eches de delante de ti,
Y
no quites de mí tu santo Espíritu.
51:12
Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y
espíritu noble me sustente
Introducción: David era un hombre de Dios. Sin embargo,
un día se dejó dominar por sus deseos, y pecó en contra de Dios. En el Salmo 51
nos describe lo que hizo el pecado en su vida. En sus palabras aprendemos lo
que hace el pecado en la vida del que lo comete:
I. EL
PECADO MANCHA EL ALMA (Salmo 51:2, 7).
En sus palabras, David expresa lo sucio que se
sentía delante de Dios por causa de su pecado. David se sentía sucio, manchado,
enfermo. El pecado una vez hecho, lo primero que hace es manchar el alma.
1.
Esta suciedad
espiritual no puede ser quitada con jabón alguno.
(Jeremías 2:22). Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti,
la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.
2.
Lo único que limpia, que lava, que quita el pecado es el
evangelio puro.
(Hechos 22:16) Ahora, pues, ¿por qué te
detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre..
3.
Lamentablemente muchos que ya han sido lavados por el
evangelio, vuelven a manchar sus almas con el pecado.
(1 Pedro 2:20-22) Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo
soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es
aprobado delante de Dios.
2:21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;
2:22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
4.
El arrepentimiento
y la confesión de su pecado, es su única salida.
(1 Juan 1:9) Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad.
II. EL
PECADO DAÑA LA CONCIENCIA (Salmo 51:4)
A.
¿Qué es la conciencia? Se define como el
conocimiento, noción, sentimiento interior por el cual aprecia el hombre sus
acciones. Es nuestro juez y juzga nuestra moralidad, nuestra integridad.
¿Qué hace la conciencia?
1.
Aprueba (Romanos
9:1) Verdad digo en Cristo, no miento, y
mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo,
2.
Reprueba (Juan 8:9)
Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno,
comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la
mujer que estaba en medio.
3.
Acusa o defiende los
razonamientos del hombre (Romanos 2:15) mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio
su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
4.
Enseña que lo que hacemos
es bueno o malo (Salmo 16:7) Bendeciré a Jehová que me aconseja;
Aun
en las noches me enseña mi conciencia
Sin embargo, y por causa del pecado, la conciencia pierde sensibilidad
con respecto a lo malo, por lo que se cauteriza, y deja de hacer su función
(1
Timoteo 4:2; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la
conciencia,
Efesios
4:17 al 20 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los
otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
teniendo el entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de
su corazón;
los
cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia
para cometer con avidez toda clase de impureza.
Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo,).
Ya no pueden ser detenidos o impedidos por la conciencia.
El problema llega a ser tan grave, que la persona con su conciencia
cauterizada, cree que lo malo es bueno, y lo bueno malo
(Isaías 5:20) ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la
luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo
dulce por amargo!
Por eso nuestra mente, nuestro
razonamiento debe ser “renovado” (Romanos
12:1, 2 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por
medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.). De ahí lo importante que es sujetarnos a la voluntad
de Dios, y alejarnos del mundo.
III. EL
PECADO MATA EL ALMA (Salmo 51:10, 12)
A.
El pecado es algo que entre en la vida muy suavemente,
pero al fin muerde como serpiente
(Santiago 1:14, 15) sino que cada uno es tentado, cuando de su propia
concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que
ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la
muerte.
B. El pecado nos
mata, nos separa de Dios(Isaías 59:2) pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
C. Nos lleva a la condenación eterna
(Gálatas 5:19-21) Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Conclusión: ¿Qué hace el pecado en
nuestra vida?
1. Mancha el alma.
2. Daña la conciencia.
3. Mata el alma.
¿Qué
debemos hacer? Arrepentirnos, confesar nuestro pecado a Dios, y dejar el pecado
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