¿Qué dice la Biblia al respecto?
Romanos 6:15-18
¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino
bajo la gracia? En ninguna manera.
¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para
obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para
muerte, o sea de la obediencia para justicia?
Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado,
habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis
entregados;
y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la
justicia.
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de
vosotros.
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores,
limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo
Jesús,
el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a
Dios como cosa a que aferrarse,
sino que se despojó a
sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz.
Por lo cual Dios
también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
para que en el nombre
de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra,
y debajo de la tierra;
y toda lengua confiese
que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama
Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y
oro.
Y tomando a Pedro, y a
los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran
manera.
Entonces Jesús les
dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
Yendo un poco adelante,
se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de
mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Vino luego a sus
discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido
velar conmigo una hora?
Velad y orad, para que
no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne
es débil.
Otra vez fue, y oró por
segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo
la beba, hágase tu voluntad.
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