La adición a la pornografía no es una adicción pública como el alcoholismo. En el alcoholismo, la última persona que conoce que es alcohólica es el mismo alcohólico.
La adición a la pornografía
proviene de todos los estilos de vida. Hay trabajadores y ejecutivos de cuello
blanco; como también la gente casera, cristiana, judía y atea. En fin, todas la
razas y trasfondos. Hay solteros, casados y padres. Podrían ser vagos o
diligentes. También trabajadores de la comunidad.
La pornografía es como una droga
que crea adicción psicológica. Tú piensas que la puedes controlar, que eres
fuerte, pero terminas atado a ella; ella es la que te controla, te domina, cada
día quieres más y más mientras tú te destruyes, y otros disfrutan tu dinero. Lo
que al principio te daba asco, después te resulta agradable y ya no te importa
seguir pecando. Comienzas a sentir que todas las mujeres son baratas, regaladas,
fáciles. Llegas a pensar que se te están ofreciendo porque llevan alguna ropa
ajustada.
La pornografía desprecia a la
mujer y al hombre. Los usa como si fueran cosa u objetos baratos que cuando se
gasta hay que tirarlos y cambiarlos por otros. La pornografía estimula el sexo
libre a todos y con todos, y destruye a la familia. La pornografía te mete en la
mente una idea mentirosa y enfermiza acerca del sexo y de ti mismo. Te dice que
no vales nada, que el otro tampoco vale nada. Que lo puedes usar a tu antojo y
luego desecharlo y buscar algo mejor. Te dice que está todo permitido, que no
existen límites ni regalas en el sexo.
La Biblia dice: “La lámpara de
cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo esta lleno de
luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas: Mira
pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas” (Lc.
1:34-35)
La basura que entra en ti es la
basura que sale de ti. La pornografía es basura. La pornografía es un invento
del diablo. Revistas pornográficas, videos, cables, líneas telefónicas
pornográficas, que con solo una llamada te ofrecen basura directamente a tus
sentidos. Además de cines pornos, letras de temas pornográficos, almanaques y
mil cosas más que a través de Internet promueven abiertamente la homosexualidad,
lesbianismo, violaciones, sadomasoquismo, bestialidad, abuso de menores, todo
esto relacionado con la pornografía. La pornografía tiene el poder de esclavizar
tu mente y arruinarte completamente, porque detrás de ella hay
demonios.
Algunos quieren controlar su
adicción, otros no. Tú quieres controlar tu adición. He dicho “controlar” tu
adicción, porque necesito que entiendas que nunca podrás “eliminar” tu adicción.
Tu siempre será adicto, a menos que, el poder de Dios quiebre todo yugo
diabólico haciendo pedazos ese patrón de vida (Isaías 10:27). Solo el poder de
Dios es capaz de sacudir tu vida de manera tal que jamás seas
igual.
Algunas personas, cuando se
sienten solos(as), se vuelven a la masturbación y a la pornografía. Tal sexo
simulado lo hace sentir mal. Prepara una agenda para los momentos que estás
solo(a). Aprende a disfrutar tus momentos de soledad, Has trabajos en la casa,
estudia, ora o ejercítate. Sal de la casa y pon tu corazón a latir. No te
preocupes que cuando regreses serás tentado(a) otra vez. Comienza a hacer cosas
que te agradan en los momentos de soledad. Lee la Biblia, ora frecuentemente y
refúgiate en Cristo.
Recuerda que el que practica el
pecado es esclavo del pecado. Necesitas hacer ajustes en tu manera de pensar y
tomar acciones para mantenerte lejos del peligro. Huye de la ocasión del pecado.
La pornografía envilece el sexo.
Escrito por: Pastor Isidro
Rodriguez
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