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martes, agosto 20, 2013

Carta a un Prisionero.

Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia.Romanos 5:20.
Dios nuestro Salvador… quiere que todos los hombres sean salvos.1 Timoteo 2:3-4.
Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo.Hechos 16:31.
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Si los hombres declaran que usted no vale nada, sepa que Jesús lo ve completamente diferente. Su vida sí que es preciosa a los ojos del Señor. Lo que él espera de usted es que lo busque tal como es, consciente de sus pecados, aun cuando usted ya no se soporte más.
El arrepentimiento empieza con un estado de tristeza, debido al sentimiento de haber ofendido a Dios. Luego, Cristo ilumina con su luz las zonas sombrías para impulsarnos a reconocer nuestros errores, nuestros pecados, y otorga un perdón completo a quienes se vuelven a él. Sólo él tiene el poder para decir: “Tus pecados te son perdonados” (Marcos 2:5). Es la gracia, la cual libera aun cuando uno esté preso; permite soportar la violencia, el odio, el menosprecio…
A los ojos de los hombres hay una gradación en el mal, pero a los ojos de Cristo “todos pecaron”. Él entregó su vida por todo pecado, pequeño o grande. Murió en la cruz tanto por usted como por mí. La justicia humana condenó a Cristo pese a que era el único justo en la tierra, pero él venció la muerte, resucitó y su historia sigue estando de actualidad aun después de dos mil años. Jesús vino a la tierra por todos: los enfermos, los excluidos, los criminales. Incluso dijo a un malhechor: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). Hoy, él quiere ser su Salvador y su Amigo.

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