Fuente. www.obraluzdelmundo.org
por Luis
Eladio
La primera sonrisa del bebé es un momento emocionante. Pero, ¿qué
nos puede decir sobre su entendimiento del mundo?
Alardear sobre la capacidad de aprendizaje del hijo es el deporte
favorito de muchos padres. Desde la semana 12 de gestación hasta los primeros
años de vida, vigilar el progreso físico y mental de su motivo orgullo y
felicidad es una fuente tanto de emoción como de preocupación.
Las sonrisas, chillidos y carcajadas son especialmente
gratificantes, el tipo de cosas que recompensan todas esas noches de desvelos.
Pero, ¿se trata sólo de experiencias anecdóticas?
Aparentemente, no. Ahora, investigadores piensan que las
carcajadas y los juegos de escondite nos pueden decir algo más; nos pueden dar
pistas de cómo funcionan sus mentes.
"Las risas y sonrisas empiezan increíblemente temprano, al igual
que las lágrimas", le comenta a la BBC el doctor Caspar Addyman, investigador de
la carcajada del bebé del Birkbeck College de Londres. "Esto nos lleva a pensar
que es una forma de comunicación".
Addyman ha recogido cerca de 700 cuestionarios de todo el mundo
sobre risas de bebés, y descubrió que los bebés sonríen como una respuesta a
sensaciones placenteras mucho antes de lo esperado. Esto incluso puede ocurrir
desde el mes de nacido.
Entre los dos y los cuatro meses, se desarrollan la sonrisa social
que se usa especialmente para involucrar a los padres.
Ahora, el especialista espera llevar la investigación un paso más
allá y utilizar la risa como una forma nueva de rastrear lo que el bebé entiende
sobre el mundo que lo rodea.
La persona que más ha influido en cómo vemos el desarrollo
infantil fue el psicólogo suizo Jean Piaget.
Tras realizar cuidadosas observaciones en niños de diferentes
edades, identificó cuatro etapas por las que todo el mundo debe pasar para
alcanzar las habilidades cognitivas de un adulto.
De hecho, la sonrisa y la carcajada podrían ser herramientas
importantes de comunicación para el bebé antes de que desarrolle el
lenguaje.
Incluso los primates pareciera que utilizan la risa como una forma
de regular la interacción social.
"En los chimpancés, la carcajada se utiliza principalmente en el
juego, y tiende a ser el miembro más pequeño del grupo el que más tiempo tiene
para jugar", explica la doctora Katie Slocombe, especialista en la cognición de
primates de la Universidad de York.
"Se ha demostrado en chimpancés que la risa ayuda a extender el
juego y tampoco podemos descartar que tiene un papel en la creación del vínculo
social. Cuando un chimpancé se ríe, pareciera que alienta a su compañero de
juego a que continúe, de la misma forma que un bebé mantiene la atención del
adulto por más tiempo", le explica a la BBC.
¿Debemos esforzarnos más en interpretar los significados más
profundos de esos balbuceos y risitas? Addyman sugiere que debe haber cierto
nivel de precaución.
"Históricamente, definitivamente hemos sido culpables de proyectar
interpretaciones adultas sobre los motivos por los cuales se ríe un bebé, es un
peligro constante cuando se hace este tipo de investigación. Tienes que mirarlo
desde un punto de vista científico y a través de una variedad de edades para
empezar a entender verdaderamente lo que está ocurriendo en sus cabezas".
En los primeros meses de vida, Piaget dijo que los bebés sólo
pueden aprender del mundo interactuando directamente con este, tocando,
sacudiendo y chupando cosas.
Piaget concluyó que con cada experiencia, los niños se van
haciendo una idea de cómo funciona el mundo, una especie de física ingenua.
Pero Addyman piensa que estudiar la risa de los bebés puede ser
efectivo para ayudarnos a identificar los desarrollos en la medida que sus
mentes se van expandiendo.
"No te puedes reír de algo si no entiendes el chiste, así que de
lo que se ríen nos da un indicativo de su entendimiento del mundo", explica.
Cu-cu Debido a la poca experiencia, los niños más
pequeños aceptan lo absurdo como algo completamente plausible.
Addyman, cuyo cabello es azul eléctrico, con frecuencia ve este
tipo de comportamiento en sus pequeños voluntarios. "Los bebés pequeños nunca se
reirán de mi cabello. Pero los más grandes se dan cuenta que algo no está bien y
les parece gracioso".
El especialista cree que esa repentina habilidad de los niños de
darse cuenta del lado gracioso resalta desarrollos más profundos que están
ocurriendo en sus cerebros.
El Proyecto Baby Laughter Project, en el que han participado
padres de más de 20 países, ha demostrado que los juegos como los de esconder el
rostro son perfectos para mostrar un desarrollo fundamental: la permanencia del
objeto.
El término describe el entendimiento de que un objeto sigue
existiendo incluso cuando no lo ves.
Los más pequeños no saben esto, razón por la cual los bebés de
seis meses pueden mostrarse asombrados y estupefactos con el juego de esconderse
el rostro, o cu-cu.
Ellos piensan que el no poder ver la cara de papá o mamá significa
que desaparecen, lo que hace que su aparición repentina sea una sorpresa.
No obstante, una vez que el bebé entiende (entre los seis y ocho
meses de vida) que sus padres sólo se están escondiendo, el juego de cu-cu se
convierte en uno de anticipación, de saber cuándo regresarán.
La carcajada como un tipo de conversación
"Cu-cu es lo mejor que hay. Se trata de la reaparición de mamá,
pero también de una comunicación compartida", dice Addyman.
"No puedes evitar reír cuando un bebé empieza a reírse contigo, lo
cual es muy valioso para el desarrollo de la habilidad de interactuar con los
demás", añade.
Un posible vínculo entre la risa y el desarrollo del lenguaje
sugiere que nosotros subestimamos el sentido del humor de los bebés. La broma
tiene un elemento de tomar turnos así como de otras habilidades necesarias para
una interacción avanzada, como la imitación y el contacto de ojos.
"Los niños pueden seguir el ritmo de la conversación a través de bromas y juegos", señala Addyman
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