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martes, abril 29, 2014

¿Sientes que los problemas te acosan?




¿Sientes que los problemas te acosan?



Fuente: www.obraluzdelmundo.org
Salmo 57:1-5“Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos. Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece. El enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que me acosa; Dios enviará su misericordia y su verdad. Mi vida está entre leones; estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; sus dientes son lanzas y saetas, y su lengua espada aguda. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria.”

La Biblia nos cuenta que David tuvo que huir del rey Saúl, quien lo buscaba para matarlo por celos ante la creciente popularidad de David entre el pueblo de Israel. Así fue a parar el futuro rey de Israel a una cueva donde se escondió. Dice 1 Samuel 22:1-2: “Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.”

Imagínate lo que significa estar huyendo, indefenso, perseguido por alguien con más poder que tú, con un ejército fuertemente armado y con todas las intenciones de matarte. Y lo peor del caso, injustamente. Lo más probable es que estarías deprimido, angustiado, sintiéndote solo y abandonado. Quizás hasta pensarías que Dios se olvidó de ti. ¡Y para completar, ahora vienen a ti cuatrocientos individuos con problemas tan malos o peores que los tuyos! ¿Qué clase de ánimo podrías recibir de ellos? Cuatrocientos endeudados que sólo piensan en que lo han perdido todo; afligidos cuyos corazones ya no encuentran razones para seguir adelante; amargados que sólo saben quejarse de la situación. ¡Y te hacen el jefe de ellos! “¡Soy el Jefe de los endeudados, afligidos y amargados! -- diría David -- ¡Cómo si yo no tuviese suficientes problemas, ahora tengo los problemas de cuatrocientos más!”

En esta situación estaba David cuando escribió el Salmo 57. Allí expresa su estado de ánimo, con estas palabras: “Mi vida está entre leones; estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; sus dientes son lanzas y saetas, y su lengua espada aguda.” Ciertamente estas palabras describen una situación terrible, humanamente imposible de resolver, para muchos sin la más mínima esperanza de sobrevivir. Pero David comienza el pasaje de hoy dirigiéndose al Dios todopoderoso, pidiendo misericordia y declarando su confianza en él: “En ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos.”¡Hasta que pasen los quebrantos! Rodeado de leones, sin posibilidades de éxito, pero confiado en la protección del Altísimo y en que las dificultades habrían de pasar.

Cuando Daniel, injustamente fue echado al foso de los leones, todo parecía indicar que ese sería el final de su vida. Pero al día siguiente, cuando el rey Darío se acercó al foso, y llamó a voces a Daniel, éste pudo contestarle: “Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.”(Daniel 6:22). Otra situación humanamente imposible de resolver. Pero una vez más se demostró que “nada hay imposible para Dios”, como afirma Lucas 1:37.

¿Te encuentras acaso en una situación similar? ¿Te parece que no tienes salida? ¿Sientes que tu vida está “entre leones”? Aférrate a esta enseñanza y aplícala a tu vida. Al igual que hicieron David y Daniel, pon tu confianza en el Dios todopoderoso, quien es más fuerte que todos esos leones, y más grande que todos tus problemas. Repite en alta voz creyéndolo de corazón: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, como declara el apóstol Pablo en Filipenses 4:13. Dios te protegerá, los quebrantos pasarán y la inmensa paz del Espíritu Santo te inundará.

ORACION:
Mi amante Padre celestial, gracias te doy por tu protección y tu cuidado. Ayúdame a mantener mi confianza en ti, aún en medio de las condiciones más terribles sabiendo que tú me darás la victoria. En el nombre de Jesús, Amén

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