
Cada Segundo Cuenta
Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán. Los hijos de tus siervos habitarán seguros, y su descendencia será establecida delante de ti. – Salmo 102:27-28.
El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. – 1 Juan 2:17.
«Cada segundo cuenta». Este eslogan pertenece a nuestra época en la cual cada uno quiere vivir intensamente su vida. No debe perderse ni un segundo. Una sociedad de transportes rápidos tomó como lema: «Los dueños del tiempo». Pero el único dueño del tiempo es Dios, quien no cambia y es eternamente el mismo. Él creó todo y en particular el tiempo. Jesús dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58). Está por encima del tiempo.
En cuanto a nosotros, ¿cómo llegar a no ser esclavos del tiempo? ¿Cómo ser liberados de este frenesí de vivir cada vez más rápidamente? Ante todo, volvamos la mirada hacia aquel que es el señor del tiempo: Jesucristo. Él venció la muerte y vive para siempre. Por la fe en él recibimos la vida eterna.
Todo lo que el mundo ofrece aturde y no puede dar una profunda satisfacción. La verdadera felicidad no está en una carrera agotadora y sin blanco, sino en la comunión con Dios. Jesús dijo: “Mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Juan 14:27). Con sabiduría y bondad, quiere otorgarnos una vida apacible, variada, armoniosa, y preservarnos tanto del estrés como de la pereza. Entonces cada actividad encuentra su lugar adecuado.
“Todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús…” (Colosenses 3:17).
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