Esta es una historia verídica de algo que pasó en la USC (Universidad del Sur de California) hace algunos años. Había un profesor de Filosofía ...que era un recalcitrante ateo, por lo que se encargaba en todo el semestre de su clase obligatoria de probar que Dios no podía existir. Sus estudiantes siempre tenían miedo de discutir con él por su impecable lógica. Por 20 años enseñó su clase y nunca nadie tuvo el valor de oponerse a sus razonamientos. Algunos discutían algún punto de vista, claro está, pero nunca nadie se atrevió a confrontarlo, porque tenía su marcada reputación de destrozar a sus alumnos. Al final del semestre, en el último día de clases, siempre les decía a sus más de 300 alumnos: "¡Si hay alguien aquí que todavía crea en Jesús, póngase de pie!". En 20 años nadie se había puesto de pie, porque sabían lo que seguía... El profesor continuaba diciendo: "Porque quien crea que Dios existe es un verdadero tonto". "Si Dios existiera, podría detener este pedazo de gis para que no cayera al suelo y se rompiera en mil pedazos... Con esta tarea tan simple demostraría su existencia divina, pero no lo puede hacer"... Y cada semestre soltaba el gis en el piso del salón de clases y se estrellaba, rompiéndose en muchos pedacitos... todos los estudiantes veían sin poder hacer nada. Así, muchos estudiantes salían convencidos de que Dios no podía existir... Ciertamente había estudiantes de muchas religiones, cristianos bastantes, pero siempre todos temerosos de ponerse de pie, pues no encontraban argumentos para convencer al profesor. Hasta que llegó un "estudiante" que tenía que tomar su clase, pues era obligatoria, y aún sabiendo de la fama de dicho profesor, sentía la obligación moral de defender su fe... por lo que se fue preparando durante todo el semestre, orando cada mañana para que Dios le diera la fuerza de levantarse, sin importar lo que el profesor dijera o hiciera, ni tampoco lo que la clase pensara, pues nadie ni nada debería impedirle dar testimonio de su fe. Llegó el día final de clases... El profesor dijo: “¡Si hay alguien aquí que todavía cree en Dios, póngase de pie!". Él tuvo el valor de levantarse... Tanto el profesor como todos sus compañeros se quedaron estupefactos... El profesor le gritó: "Eres un tonto... ....si Dios existiera no permitiría que este gis se rompiera al caer al piso"... Al ir diciendo esto, el gis se le resbaló de la mano, rebotó por la manga de su camisa, rodó por los pliegues de su pantalón y luego lentamente por su zapato de piel suave... cayó al piso y simplemente rodó sin romperse ni un pedacito siquiera... La quijada del profesor se le abrió, mientras veía el gis intacto... no pudo articular palabra... miró al Joven estudiante de pie... y salió avergonzado del salón de clases... El joven, entonces, se puso en frente de todos y les habló de su fe en Dios y en Jesús por más de media hora, platicándoles de su experiencia de fe y de oración... de inmenso amor de Dios que nos manifiesta en Cristo Jesús... Todos los estudiantes se quedaron a escucharlo... Dios es amor... nuestro guía es Jesús... Pídeles que siempre te ayuden a dar buen testimonio de tu fe... y, sobre todo, ora mucho para que tu fe siempre se convierta en buenas obras y así des mucho fruto.
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